Al hombre de mediana edad finalmente se le permite eyacular, un placer intenso por placer propio

Después de una larga y provocante espera, el hombre maduro finalmente se dejó alcanzar el pico de placer.Había estado reteniéndose durante demasiado tiempo, su autocontrol se tambaleaba al borde de la cordura.Con un firme agarre a su hombría, comenzó a acariciarse con una intensidad desesperada.Sus ojos estaban cerrados, perdidos en el mundo del éxtasis, su respiración palpitaba con cada embestida.Su cuerpo se tensó, el placer se desbordaba, y con un sonoro gemido, liberó su deseo acumulado, su caliente semen se desparramaba por todo sí mismo.Esto no era solo por su placer, sino también por el de ella.Estaba allí, observando cada momento, su propia satisfacción se reflejaba en la suya.Esto no solo se trataba de auto-placer, sino de compartirlo con alguien que ansiaba verlo.Esto fue un testimonio de su control, su capacidad de contenerse, y el intenso placer que provenía de dejar ir.